jueves, 12 de febrero de 2009

CONTRA LA CRISIS, EL ESFUERZO DE TODOS

Los últimos datos hechos públicos sobre la incidencia de la crisis económica internacional en el empleo constatan una gran aceleración en la pérdida de puestos de trabajo. El desempleo ha subido de manera vertiginosa, por encima de toda previsión, sobre todo en el último trimestre y parece que la dinámica va a ser la misma en los primeros meses del año 2009.

Ante este preocupante panorama, el Gobierno lleva ya muchos meses interviniendo para frenar la sangría de puestos de trabajo. El Plan para el Estímulo de la Economía y el Empleo, del que se van a beneficiar más de 8.000 ayuntamientos, va a suponer la puesta en marcha de más de 30.000 proyectos destinados a impulsar la actividad económica. Estas medidas van a suponer una importante ayuda a pequeñas y medianas empresas que, recordemos, son las grandes creadoras de puestos de trabajo en nuestro país.

Sin embargo, el Gobierno no puede ni debe estar solo en la batalla contra una crisis internacional de una gravedad inédita hasta ahora. El apoyo de las entidades financieras es esencial a la hora de reactivar la economía y, por lo tanto, a la hora de volver a la senda de la creación de empleo; más en un momento en el que, según un reciente sondeo, tres de cada cuatro PYMES están pasando por dificultades de liquidez. Sean cuales sean las causas de este grave problema, que afecta a la actividad diaria de miles de empresas, la banca y el resto de entidades financieras deben de entender no sólo cuál es su objetivo empresarial, sino qué soluciones pueden aportar en la recuperación económica de nuestro país, normalizando la concesión de créditos a las empresas.

La magnitud de esta crisis económica ha cogido por sorpresa a todos los gobiernos y no hay duda de que es vital para recuperar el rumbo de la economía mundial la participación de todos los actores económicos. En España, Gobierno, banca, empresas, sindicatos y fuerzas políticas deben de aunar sus esfuerzos y remar todos en la misma dirección. Sólo así podremos dar respuesta a la pérdida de puestos de trabajo, a las dificultades de las pequeñas y medianas empresas: a las consecuencias más visibles, en definitiva, de esta grave situación económica mundial.