lunes, 15 de octubre de 2012

No es la crisis, ¡es el Gobierno!

    Estamos mucho peor que hace un año. Los remedios de los gobiernos de la derecha, limitados a reducir el déficit pagando la deuda de quienes con usura invirtieron en el boom inmobiliario, transfiriendo rentas de las clases medias a los bancos aligerados de capital por el método de la codicia, no son recetas económicas sino opciones políticas. Sin crecimiento, sin aumento del PIB, no es posible reducir el déficit, a no ser que se busque conscientemente el objetivo de una sociedad desestructurada, débil, individualista y, por ello, fácilmente controlable.
     Y a esa opción política que está llevando a unas diferencias sociales inimaginables hace unos años, responden los nuevos Presupuestos para el 2013 presentados en el Congreso por el Gobierno. Un ejemplo son los recortes en las partidas dedicadas a la Educación y los cambios legislativos anunciados que nos retrotraen a los años previos a la democracia, con una escuela pública sin dinero, sin innovación, sin becas y con controles que discriminan a los estudiantes de familias menos pudientes.
   Estos Presupuestos tambien incumplen la inversión real a que obliga el Estatuto de Autonomía de Andalucía (17,8%, similar al de su población con respecto al total de la población española), a pesar de que Andalucía está cumpliendo su compromiso con el objetivo de consolidación fiscal y su ratio deuda/PIB es muy inferior a la de muchas Comunidades Autónomas gobernadas por el PP.  Y así, mientras la deuda andaluza es del 10,7%, la Comunidad Valenciana está por encima del 20%, Castilla-La Mancha por encima del 18%, Baleares por encima del 17%, e, incluso, Galicia por encima del 13,5,  sin contar los 400 millones de euros escondidos, al parecer, por la actual responsable de Presupuestos del Ministerios de Hacienda....
    A pesar de ello Andalucía tendrá casi 300 millones de euros menos de los que legalmente le corresponden y con los que podría paliar las consecuencias catastróficas de las inundaciones en Málaga, Granada y Almeria, o compensar la falta de planes de empleo para Andalucía que reduzcan el paro, su mal más endémico.
     Un Gobierno sin una auténtica dirección que sigue creyendo que tenemos un problema de gasto, cuando lo que necesitamos es aumentar nuestros ingresos a través del crecimiento, el empleo y el consumo.
    Le falta lealtad constitucional a este Gobierno (no respeta a las Comunidades Autónomas), le falta sensibilidad y solidaridad con quien más lo necesita (reducen políticas sociales, dependencia, etc), le falta objetivos a medio y largo plazo (reduce la inversión real y la destinada a I+D+i), le falta cordura democrática ( intentos legislativos por reducir los derechos constitucionales de los ciudadanos) y le sobra prepotencia, lo que le incapacita para el diálogo y el acuerdo, tan necesarios en estos momentos.
    No es la crisis, ¡es el Gobierno!