sábado, 10 de mayo de 2014

LA EUROPA QUE QUEREMOS

Somos muchos, cada vez más, los españoles y españolas que nos resulta insoportable la reducción de derechos individuales, sociales y laborales realizadas por un Gobierno que no representa los intereses generales y sí los de los más poderosos. Cansados de sus mentiras y de su depredadora capacidad para hacer negocio con aquellos servicios públicos -educación y sanidad, fundamentalmente- que han sido conquistas conseguidas y perseguidas durante muchos.
Muchos a los que resulta insufrible la hipocresías de quienes prometieron reiteradamente más empleo y menos impuestos, y han hecho exactamente lo contrario en dos años de gobierno: amnistiar fiscalmente a los ricos -es decir, autorizar sus trampas-, subir más de cincuenta impuestos (¡¡50!!) que pagan las clases medias y las capas ciudadanas menos favorecidas y destruir un millón de empleos creando seiscientos mil (¡600.000!) parados más.
     Esta política aplaudida con fervor por la derecha europea, ha permitido que el desempleo en las mujeres se acerque al 30%, que la población activa haya caído en más de 400.000 personas, muchas de ellas emigrando al extranjero, a pesar de su enorme capacidad productiva por su formación, y que el empleo se haya convertido directamente en precariedad laboral: menos salario, más horas de trabajo, más temporalidad.
     Este gobierno, obligado por la Troika a un rescate bancario que ha dejado exhausto el bolsillo de los españoles, ha permitido que la brecha salarial entre hombres y mujeres haya aumentado hasta  un 23% y la brecha en pensiones llegue al 40% o que 2,8 millones de mujeres estén en paro.
Si dejamos pasar el momento electoral que nos permite el 25 de mayo cambiar estas políticas de la derecha europea y española que ha permitido cuotas de pobreza como no se conocían en nuestro país desde  hace mucho tiempo, legitimaremos el sufrimiento que para muchas familias han significado estas políticas de austeridad y recortes sociales, y seremos responsables de sus consecuencias futuras.
    El buen servidor público debe obsesionarse porque sus políticas permitan vivir mejor a su generación pero, sobre todo a las futuras. Pues bien, las Europa que queremos los socialdemócratas  tiene como primer objetivo el empleo y para ello un plan de inversiones de, al menos, el 1% del PIB de la Unión Europea. Proponemos un plan de empleo juvenil de 21.000 millones de euros, de acuerdo con la propuesta de la Organización Internacional del Trabajo, así como un plan europeo contra la brecha salarial entre hombres y mujeres que evite drásticamente la brecha en pensiones.