jueves, 29 de abril de 2010

La libertad de expresión es un derecho constitucional

La libertad de expresión no hace daño a los demócratas. El proceso judicial contra el juez Baltasar Garzón por parte del Tribunal Supremo, que hay que respetar, puede y debe estar sometido a la crítica, que no es más que una consecuencia de la libertad de expresión, derecho irrenunciable del pueblo. La libertad de expresión es un derecho reconocible en las democracias más consolidadas y todos los poderes públicos tienes que estar sometidos a ella, sin excepciones: no puede haber ámbitos de impunidad, instituciones que no puedan ser puestas bajo la lupa de la crítica. Sólo hay dos límites: la calumnia y la injuria.

Durante cuatro décadas, esa libertad fundamental no fue posible porque nos la negaron aquellos que hoy promueven la causa contra el juez Garzón. Sería cínico que quienes mantuvieron amordazada a la sociedad española durante tanto tiempo crean que aún hoy, en democracia, se pueda negar ese derecho. Respeto a las instituciones y ejercicio de la libertad de expresión son compatibles y deberíamos preocuparnos de aquellos que consideran que no lo es en algunos supuestos.

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