No por haberse repetido desde hace ya algunos meses la frase de que estas son las elecciones más importantes desde los primeros comicios en democracia deja de ser cierta: los ciudadanos y ciudadanas van a elegir entre dos maneras de gestionar la crisis económica y entre dos maneras de entender el futuro de este país. Los socialistas, que hemos sido los artífices de todos los avances sociales de los que disfrutan hoy españoles y españolas, hemos tenido que hacer frente a la peor tormenta económica desde 1929. Lo fácil hubiera sido eliminar las ayudas a dependencia, recortar la educación, disminuir el gasto en sanidad (sí, efectivamente, lo que se está haciendo en las comunidades autónomas gobernadas por el Partido Popular), pero hemos optado por proteger a los que más daño hacen las apreturas económicas: por eso más de un 80% de los que no tienen trabajo tienen cobertura de desempleo.
Pues bien: en las elecciones del próximo 20 de noviembre la alternativa es o hacer política para quienes más la necesitan o entregar el poder a aquellos que provocaron esta crisis y que hacen de ella su único programa electoral. A esos que estuvieron a punto en mayo de 2010 de enviar al abismo del rescate financiero a la sociedad española. Es la alternativa de los derechos de la ciudadanía contra la alternativa de los grandes poderes económicos; la alternativa de un sistema de sanidad gratuito y universal contra la alternativa del copago (repago) sanitario; la alternativa de una educación pública universal y de calidad contra la alternativa de la privatización de la educación; la alternativa de la protección de las personas en situación de dependencia contra la alternativa de la eliminación de las ayudas a los dependientes...
Pero no es sólo eso. Los socialistas hemos hecho de la igualdad un puntal de nuestras políticas y ese avance está claramente amenazado por los que siempre han ridiculizado que la igualdad fuera una política de estado. De la misma manera, hemos dotado de garantía jurídica a las mujeres que han tenido que tomar la difícil decisión de interrumpir sus embarazos; también ese logro puede desaparecer, ya se encargan de anunciarlo los dirigentes populares cada vez que se les pregunta.
Son muchas las razones por las que estas elecciones van a suponer un antes y un después en nuestra democracia. En manos de los ciudadanos y ciudadanas está elegir entre un paso atrás de varias décadas o en mirar al futuro con la confianza de que el Gobierno de Alfredo Pérez Rubalcaba va a garantizar la cohesión y la solidaridad entre todos los españoles.
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